martes, 21 de octubre de 2014

Vertidos…Roja Aurora.(y IV)

Vertidos…Roja Aurora.(y IV)

Tras una estola
De carmín acopado
Sujetando los párpados.
Dirimiendo tus befos prietos
Mordiendo cada espacio libre
Inconclusa sorna del adiós
Acuclillado bajo un puente de alambres
Y tus crines se ríen de la brisa.
Preguntas sin respuesta
Cuellos sin cabeza
Porte, no más que porte de estancias
Lúgubres equinoccios de astros sin reinado
Una mordida bajo los lodos boreales.
Mi cuerpo se quiebra, tu masaje me arde
Alienadoras son las letras que ronroneas
Apenas dejo caer mi sueño, en el rincón de tus caricias
Me sé ganado, vertido en tus sienes, salvado
Ni siquiera el islote más rudo, sanará este ocaso
Iridiscentes serán las olas de nuestra roja aurora.

©Santiago Pablo Romero.El Último Viaje de Zaratustra.

Imagen: Ira Chernova.

jueves, 7 de agosto de 2014

Vertidos…La Cuestión.(III)

 Vertidos…La Cuestión.(III)

He de preguntarte, digo
Heme vertiendo mi más noble mirada
Hete reluciendo tu apocado porte
Henos esgrimiendo excusas, reviviendo falacias.
Dos leguas se cruzan en una reliquia
Dos lenguas se chocan en el abismo
Dos vocablos se hacen verbo, miscelánea son
Dos vertidos amansados por el ocaso, alentados.
Juegan a morir sin espadas, ni cotas de malla
Juegas a ser ciega en mi espalda adolorida
Jugamos a capotear el céfiro con tu pelo desgarbado
Juego a quererte en cada esquina, en cada esfera.
Pierdo la cordura bajo las acacias
Hallo un halo de vida cerca de tu serpenteo
Desmiembro mi acervo ansiado por un cielo azul
A los pies de tu morada, eh ahí la cuestión
He vivido mientras me sueño en el reflejo de tus pupilas.

©Santiago Pablo Romero.El Último Viaje de Zaratustra.

Imagen: Ira Chernova.

jueves, 10 de julio de 2014

Vertidos…Las Crines.(II)

Vertidos…Las Crines.(II)

Filigranas de advenimientos escogidos
Se retozan los cuerpos
Sin miras, ni crisantemos
Acaso algunos claveles rojos mordidos en tu boca.
Y la brillante idea te cubre la piel
Ocasionando soliviantados misceláneas
Siropes de fresa o sangre vestal
Escogidos al azar muerden cuellos císneos.
Paquebotes con el corazón roto
Desisten a inundar sus entrañas
No luchan, no patalean, ni siquiera lloran
Dejan, no más que las huellas marquen su piel.
Acaso la crines no se mecen
Acaso no son mesadas con estulticia
Acaso no fuimos ángeles desechados
Acaso no verteremos nuestro hálito bajo su luz…
Sigo derramándome en tierra baldía, tu yerma mirada
No contenta con mi adiós, apostilla pavor silente…

©Santiago Pablo Romero.El Último Viaje de Zaratustra.
Imagen: Ira Chernova.

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miércoles, 11 de junio de 2014

Vertidos…La Ceguera.(I)

 Vertidos…La Ceguera.(I)

Piezas de marfil se desmoronan
Al paso, mil pasos, unísono apedreo
Botas aprisionan el lánguido puente
Vierte la ceguera sobre las estulticias.
Los payasos son apresados en el ágora
Grilletes se ciernen a sus débiles muñecas

Caen los vítores, las piernas tiemblan
Las vísceras palpitan, apagan los corazones.
Jajaja, suenan las carcajadas del orate
Apedrea las ventanas del osario
Denuncia la reliquia venerada bajo los focos
Lloran las piedras, sal rojiza de los caídos.
El miedo crece, la defenestración les abruma
Venden el cuerpo y el alma, meretrices
Un manojo de semillas, su precio es
Acaso la ceguera ha sido vaciada en tus cuencas…


©Santiago Pablo Romero.El Último Viaje de Zaratustra.
Imagen: Ira Chernova.

viernes, 30 de mayo de 2014

Aquel Otro Tiempo Dorado… (y IV).

Aquel Otro Tiempo Dorado… (y IV).

Neuralgias de testa endiablada
Tallan tu alma rubicunda y carenada
Bajo el velo rojizo del cielo
Alimañas cercenan el ocaso de la tarde.

Ni si quiera en el infinito sabremos
Del desenlace de tus miedos
Apacentando en las mesetas agrestes
Cuan montaraz damisela que espera paciente.
Hay cuerpos desparramados en la arena
Y salitre en los rostros
Suena la plata cliquear sobre el marmoleo suelo
Mientras los vientres sacian la gula de su ponzoña.
Marcha, no te detengas
Síncope pido en mi garganta
Arremolinando tu bella efigie, recortada en sombras
Hundiendo el gélido acero en su costado fiel.
No son aquellos los que lapidaron al ladrón
Ni siquiera los que clamaron venganza
Acaso tenían sus manos límpidas
Apenas pueden levantar sus fauces al cielo
Sin morir en el lamento de sus cargas
Dejan pasar el río, dejan escabullir su ruido
Con la mirada perdida de quien se ahoga en hiel.

Imagen: Alkan.
©Santiago Pablo Romero. El Último Viaje De Zaratustra.



martes, 13 de mayo de 2014

Aquel Otro Tiempo Dorado… (III)

Aquel Otro Tiempo Dorado… (III)

Es madera vieja y árboles caídos
Riqueza ríe, del esquivo abrazo de latón
Plata cenicienta, vello erguido en el piélago
Aquiescencia fortuita sin mesura.
Hierven las alacenas de soledad
Y tú lacrimal adolorido, te achicas
Con el estupor de una mano temblorosa

Hallando espacios, distancias que trepan
En la escorada noche, traicionera, cómplice.
He visto a los niños, sucios de lodo,
Mirarme con su inocente sonrisa, a mi paso
Lastimando mi porte de nívea pulcritud
Desnudo he sentido caer el alma a sus pies
Pretéritos anómalos esbozan su dictado
Pastiches de prójimos fatuos, de rojo satén.
El hálito es justo, las garzas duermen
La gramola se pierde, es arroz humedecido
Sube la linterna, sube sobre la inmensidad
Describiendo un adiós de tiempo dorado
Asimétrico en las grafías, las runas se soslayan
Y de manos vacuas, ninguna cuenta, ambicionan.

Imagen: Alkan.

©Santiago Pablo Romero. El Último Viaje De Zaratustra.

martes, 15 de abril de 2014

Aquel Otro Tiempo Dorado… (II)

Aquel Otro Tiempo Dorado… (II)

El yerro de unas agujas abiertas
Sesgaron una salida airosa al nuevo boato.
Vagonetas volcadas y puntas sesgadas
Cubren el terraplén de pétrea enjundia
Y sus fauces se agrietan al paso
De un llanto incondicional y roto
Apretando los dientes se escapa por el resquicio.

Dura es la presteza en el viento
Cuando roza tu cara descubierta, hiriendo
Rehuyendo unos dedos acusadores
Entre los transeúntes que vuelven su mirada
A tu espalda, e hincan su condición majestuosa
De ignaros en conciencia, yerguen el acero
Escupen en tu rostro de cristal
Aventando los desaires del perdedor solícito.
Hora es de suplir altivos esquiroles de prebendas
Y saldar cuentas, regocijarnos con el pasado
Ese tintar roturado en la tierra reseca
Con breviarios de sombras y luces, de delaciones
Precipitando al lodo al inocente,
Sean plenas las voces en el ágora, clamen
Virtudes de un asueto atormentado, vanagloria
De un clarividente tiempo dorado, que resplandece
Bajo el equinoccio de una luna fervorosa.
Imagen: Alkan.

©Santiago Pablo Romero. El Último Viaje De Zaratustra.

jueves, 6 de marzo de 2014

Aquel Otro Tiempo Dorado… (I)

Aquel Otro Tiempo Dorado… (I)

La migraña ha inundado sus sienes
Y el aleteo preña el silencio con su ventisca.
Se vacían las cuencas en afluentes de expiación

En apenas un instante, torpedea al hombre
Arranca sus entrañas, siembra la orfandad
A la hermandad del Orate servil, insólito.
Con una mano alzada, ambarinos sus dedos
Escribe en nuestras conciencias un hasta luego
De veras cincelado con templanza, fruslería
Apacigua el pletórico grito arrancado al mar.
Yacen cuerpos en la arena, y rompen las olas
Sin abruptos, sino artificiales alambres afilados
Quebranto de sueños esparcidos sin existencia
Macerando mentes dignas de transitar la hiel.
Así rayaron las gavinas, playas de nívea sílice
Mortaja sin lino, ni boca llena, sino bríos idos.

Imagen: Alkan.
©Santiago Pablo Romero. El Último Viaje De Zaratustra.





miércoles, 12 de febrero de 2014

El Lago De La Serpiente (y IV)…

El Lago De La Serpiente (y IV)…

Has descrito en mis entrañas
Una sinusoidal de expiración y consunción

Arrancando cada pétrea aspereza
Sin dejarme verter mi verdad
Arracimando falacias sobre el bálsamo
A nada llegaré, me pierdo bajo tu manto
Extendido cuan ladina serpiente angosta
En mis fondos subrepticios, muero en ti.
Ya cruje mis andamiajes al sentir el calor
De unos rayos que vierten su luz
Sobre el lecho de mi serpenteo tóxico
Repujando señales sempiternas en mi piel
Escurridiza ante tus envites, inclina la cabeza
Para recibir el golpe de tu fusta de guirnaldas
Sorbiendo cada adiós de las sombras
En fulgentes rizados de alborada lúcida.
Hoy soy tu serpiente reptadora, por diez lagos
Ayer tome de tu mano, el fervor áurico
Mañana sabré claudicar, y retirarme al olvido.


©Santiago Pablo Romero. El Último Viaje de Zaratustra.